No podía decirse que fuese una gran fiesta. No, al menos, por cantidad de asistentes. La Delegación del F. B. I. en Wilmington, Delaware, cuenta con escasos efectivos, aunque, eso sí, proporcionados a la importancia de la ciudad. Estaban allí, en una sala de la propia Delegación, el inspector-jefe de la misma, míster Michael Aldrich, el inspector adjunto, Gifford, y media docena de agentes especiales. Asimismo, la plantilla administrativa de la Delegación. Bien… No era una gran fiesta. Ni muy alegre. Las despedidas no suelen ser alegres. Y ése era el motivo de la fiesta: una despedida.
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No podía decirse que fuese una gran fiesta. No, al menos, por cantidad de asistentes. La Delegación del F. B. I. en Wilmington, Delaware, cuenta con escasos efectivos, aunque, eso sí, proporcionados a la importancia de la ciudad. Estaban allí, en una sala de la propia Delegación, el inspector-jefe de la misma, míster Michael Aldrich, el inspector adjunto, Gifford, y media docena de agentes especiales. Asimismo, la plantilla administrativa de la Delegación. Bien… No era una gran fiesta. Ni muy alegre. Las despedidas no suelen ser alegres. Y ése era el motivo de la fiesta: una despedida.