Natalia era la candidata perfecta. Un caramelo joven, inocente y necesitado. Un alma pura, inocente y dulce. Pero llena de deseos oscuros. Natalia era una joven modelo de pasarela. Bella… y estúpida. O eso se creía ella. Según ella, su físico era todo lo que tenía. Era todo lo que valía de ella. Una pobre “Bimbo”. Arthur era un brillante y reconocido empresario. Dueño de una cadena de lencería… principalmente. También diseñaba ropa BDSM. Vio a Natalia, y lo supo: iba a ser su nueva modelo. Su nueva atracción principal. Su muñeca. En la empresa… y en su cama. Pero no iba a conformarse con ello. Iba a diseñarla. Natalia era la candidata perfecta para ello. Si podía lavarle el cerebro a alguien, era a ella. Si podía moldear a alguien a su antojo, era a ella. Si podía reprogramar a alguien, era a ella. Al final, eso era ella: una Bimbo por moldear. Bella, Ignorante, Masoquista… y por brutalizar. Sabía bien como tratar a las muñecas así. Llegaría un momento en que se resistiría. Intentaría mantener su nombre, su identidad. Y entonces tendría que brutalizarla, obligarla. Destruirla para hacerla renacer. Él no quería a Natalia. Quería a Bimbo. Con el cerebro vacío, y el bello cuerpo a su servicio.
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Natalia era la candidata perfecta. Un caramelo joven, inocente y necesitado. Un alma pura, inocente y dulce. Pero llena de deseos oscuros. Natalia era una joven modelo de pasarela. Bella… y estúpida. O eso se creía ella. Según ella, su físico era todo lo que tenía. Era todo lo que valía de ella. Una pobre “Bimbo”. Arthur era un brillante y reconocido empresario. Dueño de una cadena de lencería… principalmente. También diseñaba ropa BDSM. Vio a Natalia, y lo supo: iba a ser su nueva modelo. Su nueva atracción principal. Su muñeca. En la empresa… y en su cama. Pero no iba a conformarse con ello. Iba a diseñarla. Natalia era la candidata perfecta para ello. Si podía lavarle el cerebro a alguien, era a ella. Si podía moldear a alguien a su antojo, era a ella. Si podía reprogramar a alguien, era a ella. Al final, eso era ella: una Bimbo por moldear. Bella, Ignorante, Masoquista… y por brutalizar. Sabía bien como tratar a las muñecas así. Llegaría un momento en que se resistiría. Intentaría mantener su nombre, su identidad. Y entonces tendría que brutalizarla, obligarla. Destruirla para hacerla renacer. Él no quería a Natalia. Quería a Bimbo. Con el cerebro vacío, y el bello cuerpo a su servicio.