¡Yo invito! —gritó, eufórico. Los dos militares, sentados a la misma mesa que George H. Warner, le miraron riéndose. Sin duda alguna, Warner había bebido. Los militares también, pero aguantaban el alcohol mejor que él. —Muy bien, que invite —aceptó el teniente Twig dando un puñetazo a la mesa de madera, oscura y llena de cortaduras, causadas a lo largo de los años por navajas, cuchillos e incluso sables de militares.
Description:
¡Yo invito! —gritó, eufórico. Los dos militares, sentados a la misma mesa que George H. Warner, le miraron riéndose. Sin duda alguna, Warner había bebido. Los militares también, pero aguantaban el alcohol mejor que él. —Muy bien, que invite —aceptó el teniente Twig dando un puñetazo a la mesa de madera, oscura y llena de cortaduras, causadas a lo largo de los años por navajas, cuchillos e incluso sables de militares.