El yate «Banana» estaba pintado de un blanco tan níveo que mirarlo en un día de sol dañaba los ojos. Tendría una eslora de treinta metros y una manga de seis. Estaba propulsado por turbohélices y sus camarotes poseían una decoración exquisita, tan valiosa como artística. No era un yate con mentalidad de jeque árabe multimillonario en petrodólares, pero había que poseer muchos millones para poder pasearse por los mares a bordo del «Banana», propiedad de Leonardo Santoaria.
Description:
El yate «Banana» estaba pintado de un blanco tan níveo que mirarlo en un día de sol dañaba los ojos. Tendría una eslora de treinta metros y una manga de seis. Estaba propulsado por turbohélices y sus camarotes poseían una decoración exquisita, tan valiosa como artística. No era un yate con mentalidad de jeque árabe multimillonario en petrodólares, pero había que poseer muchos millones para poder pasearse por los mares a bordo del «Banana», propiedad de Leonardo Santoaria.