El propietario de la funeraria Frank E. Campbell de Nueva York radicada en la Madison Avenue, se hallaba feliz en cuanto a la marcha de su negocio se refería en aquel lluvioso día de otoño. Michel Carrigan, fiscal federal del condado de Nueva York, tenía el ceño fruncido; estaba molesto. Junto a él, el agente federal Buck Sherman observaba con sarcasmo lo que ocurría en el interior del establecimiento. —Parece que al final no va a venir nadie al entierro del rey del sindicato del crimen. —Protección, estupefacientes, prostitución, etcétera, etcétera, ése era su reino. —Y sus súbditos prefieren no dejarse ver a la luz del día.
Description:
El propietario de la funeraria Frank E. Campbell de Nueva York radicada en la Madison Avenue, se hallaba feliz en cuanto a la marcha de su negocio se refería en aquel lluvioso día de otoño. Michel Carrigan, fiscal federal del condado de Nueva York, tenía el ceño fruncido; estaba molesto. Junto a él, el agente federal Buck Sherman observaba con sarcasmo lo que ocurría en el interior del establecimiento. —Parece que al final no va a venir nadie al entierro del rey del sindicato del crimen. —Protección, estupefacientes, prostitución, etcétera, etcétera, ése era su reino. —Y sus súbditos prefieren no dejarse ver a la luz del día.