Era tan hermosa, irreal y fragante como un sueño oriental. Mike Bannion, le dedicó un segundo e interesado vistazo antes de convencerse de que no sufría un espejismo. Se cubría con un ceñido cheongsam de seda color verde, abierto por un lado mostrando las bellas proporciones de un muslo finamente moldeado. Sus cabellos rubios muy largos, desafiando la moda, se desbordaban en una catarata de oro por sus hombros.
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Era tan hermosa, irreal y fragante como un sueño oriental. Mike Bannion, le dedicó un segundo e interesado vistazo antes de convencerse de que no sufría un espejismo. Se cubría con un ceñido cheongsam de seda color verde, abierto por un lado mostrando las bellas proporciones de un muslo finamente moldeado. Sus cabellos rubios muy largos, desafiando la moda, se desbordaban en una catarata de oro por sus hombros.