Siempre es complicado hablarles de divorcio a nuestros hijos. Si pudiéramos abordar otro tema, evitar el momento de decirlo, lo haríamos. Pero no hay marcha atrás. Cuando la pareja ha tomado la determinación, lo mejor es enfrentarlo. Y viene la cascada de temores, las inquietudes, la ambivalencia: tener que hablar con la verdad, decirles que mamá vivirá en una casa y papá en otra, que la vida tomará otro camino y que seguirán siendo nuestros amados hijos. ¡¡Puff!! Una situación nada sencilla para cualquiera de los dos cónyuges.
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Siempre es complicado hablarles de divorcio a nuestros hijos. Si pudiéramos abordar otro tema, evitar el momento de decirlo, lo haríamos. Pero no hay marcha atrás. Cuando la pareja ha tomado la determinación, lo mejor es enfrentarlo. Y viene la cascada de temores, las inquietudes, la ambivalencia: tener que hablar con la verdad, decirles que mamá vivirá en una casa y papá en otra, que la vida tomará otro camino y que seguirán siendo nuestros amados hijos. ¡¡Puff!! Una situación nada sencilla para cualquiera de los dos cónyuges.