ARDÍA el pueblo en fiestas. La plazoleta central de Topeka estaba cruzada de cuerdas de las cuales pendían farolillos verbeneros y banderitas representativas de todos los Estados de la Unión. En cada ángulo de la plazuela, una orquestina compuesta por cinco vaqueros y otra por cinco mejicanos, las otras dos, se turnaban en sus músicas intentando que el pueblo, la juventud sobre todo, bailase hasta caerse de cansancio. Todo era algarabía y buen humor en el pueblo. Todo eran ansias de festejar la entrada de la primavera de aquel año de 1866, segundo después de la tremenda guerra que regó el suelo de Estados Unidos con la sangre de sus propios hijos.
Description:
ARDÍA el pueblo en fiestas. La plazoleta central de Topeka estaba cruzada de cuerdas de las cuales pendían farolillos verbeneros y banderitas representativas de todos los Estados de la Unión. En cada ángulo de la plazuela, una orquestina compuesta por cinco vaqueros y otra por cinco mejicanos, las otras dos, se turnaban en sus músicas intentando que el pueblo, la juventud sobre todo, bailase hasta caerse de cansancio. Todo era algarabía y buen humor en el pueblo. Todo eran ansias de festejar la entrada de la primavera de aquel año de 1866, segundo después de la tremenda guerra que regó el suelo de Estados Unidos con la sangre de sus propios hijos.