El telón del «Metropolitan» cayó al fin definitivamente aquella noche, luego de haberse levantado infinidad de veces en honor de Miroslava, la gran contralto checoslovaca que había electrizado al público con la maravilla de su voz. Celebraba la artista su función de homenaje, y los espectadores le rindieron plenamente el tributo a que había hecho acreedora.
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El telón del «Metropolitan» cayó al fin definitivamente aquella noche, luego de haberse levantado infinidad de veces en honor de Miroslava, la gran contralto checoslovaca que había electrizado al público con la maravilla de su voz. Celebraba la artista su función de homenaje, y los espectadores le rindieron plenamente el tributo a que había hecho acreedora.