No le había sido posible, por muchos esfuerzos que hizo, conciliar el sueño aquella noche que le pareció ser la más larga de toda su vida. Observaba cómo sus compañeros dormían plácidamente. Los ronquidos de algunos de ellos ponían una nota curiosa en el silencio de la noche; él, Red Curtis, estaba allí, con los ojos abiertos y aquel peso angustioso sobre el pecho. Entre lo que intentó oponer a la obsesión que poblaba su desvelo, estuvo el argumento de sus recuerdos personales. Hizo lo posible por pensar en su pasado, en su casa, en su carrera truncada voluntariamente para ingresar en la Spacial International Police.