Alexander Kaplan llevaba varios días resistiéndose a ir a dormir. Es decir, a acostarse simplemente, porque lo que es dormir… En los últimos días debía haber dormido en total, y no precisamente bien, cuatro o cinco horas. Pero no se atrevía a dormir más. Ni siquiera se atrevía a cerrar los ojos, porque cada vez que lo hacía las imágenes aparecían en su mente con una nitidez que le llenaban el cuerpo de escalofríos. ¡Aquellas imágenes…!
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Alexander Kaplan llevaba varios días resistiéndose a ir a dormir. Es decir, a acostarse simplemente, porque lo que es dormir… En los últimos días debía haber dormido en total, y no precisamente bien, cuatro o cinco horas. Pero no se atrevía a dormir más. Ni siquiera se atrevía a cerrar los ojos, porque cada vez que lo hacía las imágenes aparecían en su mente con una nitidez que le llenaban el cuerpo de escalofríos. ¡Aquellas imágenes…!