Su verdadero nombre era Ian Randolph Lawrence; su nacionalidad, americana; su profesión, agente secreto al servicio de la CIA. Pero en el pasaporte que exhibió en el aeropuerto de Macao decía que se llamaba Paulo Antonio César Craveiro; que su nacionalidad era portuguesa; que su profesión era el comercio. Y no había por qué dudar de ello, ya que, últimamente, el señor Paulo Craveiro viajaba con frecuencia a Macao. Con exactitud, desde el golpe militar dado en Portugal. Pero esto no podía saberlo el servicio de inspección de pasaportes de Macao, y, por otra parte, teniendo en cuenta que el pasaporte del señor Craveiro era auténtico, no una chapuza, no había por qué dar importancia al hecho de que un portugués atendiese sus recientes negocios en Macao. Y finalmente, por supuesto, el señor Craveiro hablaba portugués como si hubiese nacido en la mismísima Lisboa.
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Su verdadero nombre era Ian Randolph Lawrence; su nacionalidad, americana; su profesión, agente secreto al servicio de la CIA. Pero en el pasaporte que exhibió en el aeropuerto de Macao decía que se llamaba Paulo Antonio César Craveiro; que su nacionalidad era portuguesa; que su profesión era el comercio. Y no había por qué dudar de ello, ya que, últimamente, el señor Paulo Craveiro viajaba con frecuencia a Macao. Con exactitud, desde el golpe militar dado en Portugal. Pero esto no podía saberlo el servicio de inspección de pasaportes de Macao, y, por otra parte, teniendo en cuenta que el pasaporte del señor Craveiro era auténtico, no una chapuza, no había por qué dar importancia al hecho de que un portugués atendiese sus recientes negocios en Macao. Y finalmente, por supuesto, el señor Craveiro hablaba portugués como si hubiese nacido en la mismísima Lisboa.