TENÍA los ojos color mar… Color mar, exactamente. Eso quería decir que, según la luminosidad del día podían ser verdes, o azules, o gris opaco, o gris resplandeciente… Quizá, unos veinticuatro años. Y sin quizá, el cuerpo más perfecto que pudiera desear una mujer. Llevaba los negros cabellos muy cortos y se veía, destacando, su bonito cuello tostado por el sol, su sugestivo escote insinuante. Llevaba manicura, sombreador de párpados, carmín… y ya está. Lo demás, era natural. Por completo natural y estupendo.