Adam Marquand era un hombre alto y fornido, de unos sesenta años. Todavía atractivo con sus blancos cabellos, su rostro viril, agradable, aunque un tanto duro, hosco. Era propietario de unos estupendos astilleros, un yate fabuloso, una quinta sensacional en el 980 de Olive Boulevard, y de una cuenta corriente cuyo último saldo se acercaba a los seis millones de dólares.
Description:
Adam Marquand era un hombre alto y fornido, de unos sesenta años. Todavía atractivo con sus blancos cabellos, su rostro viril, agradable, aunque un tanto duro, hosco. Era propietario de unos estupendos astilleros, un yate fabuloso, una quinta sensacional en el 980 de Olive Boulevard, y de una cuenta corriente cuyo último saldo se acercaba a los seis millones de dólares.