Desde su localidad de prensa en primera fila de pista, Frank Minello observaba críticamente, en silencio, el combate que se estaba desarrollando en el cuadrilátero. Posiblemente era el único espectador que guardaba silencio, o cuando menos uno de los poquísimos que mantenía esta actitud. El resto de los asistentes a la velada rugían entusiasmados ante la ferocidad del combate a seis asaltos, de los cuales habían transcurrido ya dos, y estaba corriendo el tercero.
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Desde su localidad de prensa en primera fila de pista, Frank Minello observaba críticamente, en silencio, el combate que se estaba desarrollando en el cuadrilátero. Posiblemente era el único espectador que guardaba silencio, o cuando menos uno de los poquísimos que mantenía esta actitud. El resto de los asistentes a la velada rugían entusiasmados ante la ferocidad del combate a seis asaltos, de los cuales habían transcurrido ya dos, y estaba corriendo el tercero.