El caserón situado en una suave ladera de las Blue Mountains, a unos treinta kilómetros de la ciudad de Reading, en Pennsylvania, daba la impresión, desde el exterior, de ser una vieja granja de los tiempos lejanos de la colonización. Sin embargo, no se observaba ningún animal doméstico en los verdes alrededores del sólido edificio. Y cualquier visitante se hubiese sorprendido extraordinariamente de poder echarle un vistazo al interior. Era lo menos parecido a una granja.
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El caserón situado en una suave ladera de las Blue Mountains, a unos treinta kilómetros de la ciudad de Reading, en Pennsylvania, daba la impresión, desde el exterior, de ser una vieja granja de los tiempos lejanos de la colonización. Sin embargo, no se observaba ningún animal doméstico en los verdes alrededores del sólido edificio. Y cualquier visitante se hubiese sorprendido extraordinariamente de poder echarle un vistazo al interior. Era lo menos parecido a una granja.