Austin Camden, ojos cerrados, presionó con el pulgar derecho el resalte que en su reloj pulsera acallaba el tintineo del despertador. Las siete y quince minutos. Se colocó el batín, y fue a abrir del todo la ventana. Regresó a la mesita de noche, y cogió el frasquito instilador del antiséptico nasal. Tres gotitas en cada fosa nasal. Cogió el segundo frasquito y sin necesidad de mirarse al espejo, dejó caer en el cuentagotas dos, en cada órbita. Un colirio blanco con vitamina «A» excelente para la claridad de la visión.
Description:
Austin Camden, ojos cerrados, presionó con el pulgar derecho el resalte que en su reloj pulsera acallaba el tintineo del despertador. Las siete y quince minutos. Se colocó el batín, y fue a abrir del todo la ventana. Regresó a la mesita de noche, y cogió el frasquito instilador del antiséptico nasal. Tres gotitas en cada fosa nasal. Cogió el segundo frasquito y sin necesidad de mirarse al espejo, dejó caer en el cuentagotas dos, en cada órbita. Un colirio blanco con vitamina «A» excelente para la claridad de la visión.