Harry miró otra vez la carta celeste que tenía sobre la mesa en la cabina de mando, y se volvió hacia Earl: —¿Estás seguro de que ésta es la zona, Kipp? —Seguro. Ya has visto que la espectrografía de los meteoritos que hemos ido encontrando en el camino señala indicios de sustancias radiactivas. —Sí, ¡pero llevamos muchísimo tiempo navegando! —¡Y qué quieres! El que algo busca, algo le cuesta. Otro hombre acababa de entrar en la cabina. —Todo va bien, Earl —dijo.
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Harry miró otra vez la carta celeste que tenía sobre la mesa en la cabina de mando, y se volvió hacia Earl: —¿Estás seguro de que ésta es la zona, Kipp? —Seguro. Ya has visto que la espectrografía de los meteoritos que hemos ido encontrando en el camino señala indicios de sustancias radiactivas. —Sí, ¡pero llevamos muchísimo tiempo navegando! —¡Y qué quieres! El que algo busca, algo le cuesta. Otro hombre acababa de entrar en la cabina. —Todo va bien, Earl —dijo.