Quiribus Brown, con sus siete pies y medio de estatura gigantesca que le hacían sobresalir por encima de todos los seres humanos que estaban a su alrededor y parecían pigmeos a su lado; con su llamativa chaqueta corta, a cuadros, de leñador, y su gorra de punto bien ceñida, de listas azules y naranja, que le convertían en una verdadera llamarada de color a los ojos de los habitantes de una ciudad tan pardusca como Chicago, se detuvo, inseguro, en la esquina desabrida y descuidada de las calles Harrison y State.
Description:
Quiribus Brown, con sus siete pies y medio de estatura gigantesca que le hacían sobresalir por encima de todos los seres humanos que estaban a su alrededor y parecían pigmeos a su lado; con su llamativa chaqueta corta, a cuadros, de leñador, y su gorra de punto bien ceñida, de listas azules y naranja, que le convertían en una verdadera llamarada de color a los ojos de los habitantes de una ciudad tan pardusca como Chicago, se detuvo, inseguro, en la esquina desabrida y descuidada de las calles Harrison y State.