El inspector Marsh dejó en suspenso su explicación al abrirse de pronto la puerta de su despacho. Tenía la costumbre de acompañar sus charlas con gestos ampulosos. Una costumbre inveterada. Se inmovilizó y quedó en una ridícula postura, mirando al agente que asomaba su cabeza entre la hoja y el marco. Con la mano diestra elevada, la izquierda extendida hacia adelante y la boca abierta.
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El inspector Marsh dejó en suspenso su explicación al abrirse de pronto la puerta de su despacho. Tenía la costumbre de acompañar sus charlas con gestos ampulosos. Una costumbre inveterada. Se inmovilizó y quedó en una ridícula postura, mirando al agente que asomaba su cabeza entre la hoja y el marco. Con la mano diestra elevada, la izquierda extendida hacia adelante y la boca abierta.