Asomado a la ventanilla, miré de nuevo el reloj. ¡Qué despacio marchaba el segundero! Tenía conciencia de un grave peligro. Necesitaba alejarme rápidamente de Potsdam. Hasta que no me encontrara en la zona occidental de Alemania no podía considerarme a salvo. No ignoraba que en cuantos lugares parásemos, patrullas soviéticas subirían al tren para pedimos, una y otra vez, la documentación.
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Asomado a la ventanilla, miré de nuevo el reloj. ¡Qué despacio marchaba el segundero! Tenía conciencia de un grave peligro. Necesitaba alejarme rápidamente de Potsdam. Hasta que no me encontrara en la zona occidental de Alemania no podía considerarme a salvo. No ignoraba que en cuantos lugares parásemos, patrullas soviéticas subirían al tren para pedimos, una y otra vez, la documentación.