Los coches se acercaron con los faros apagados. Tenían que ir con mucha cautela, porque aparte de que no había luna, los árboles hacían más cerrada la oscuridad. Los caminos que conducían a la colina, donde se encontraba la casa, eran muy estrechos. El encontronazo de algún coche contra cualquier árbol o roca, se podía convertir en un tapón para los que iban detrás, cargados de agentes. La colina donde estaba la casa tenía una ladera sin caminos, porque había un lago bordeando la maleza.
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Los coches se acercaron con los faros apagados. Tenían que ir con mucha cautela, porque aparte de que no había luna, los árboles hacían más cerrada la oscuridad. Los caminos que conducían a la colina, donde se encontraba la casa, eran muy estrechos. El encontronazo de algún coche contra cualquier árbol o roca, se podía convertir en un tapón para los que iban detrás, cargados de agentes. La colina donde estaba la casa tenía una ladera sin caminos, porque había un lago bordeando la maleza.