Acababa de mudarme a una urbanización tranquila, familiar y silenciosa. O eso creía, ya que el casero se olvidó de comentarme un pequeño detalle; Mi vecino es un cretino que se pasa por la piedra a una tía distinta cada noche. Noche sí, y noche también. O casi.
Los tres primeros días me hizo gracia que se escuchasen gemidos como si estuviesen rodando una película porno, y que la mesa vibrase como si la NASA estuviese poniendo un puto satélite en órbita al otro lado de la pared.
Ahora ya es tan gracioso, así que me planté en su puerta en pleno polvo a las 3 de la mañana, que una tiene que dormir. Me abrió a torso desnudo, enseñando unos abdominales para rallar queso y sudando, con una toalla en los hombros.
Se quedó pálido como la cera y se disculpó; pensaba que aún no se había mudado nadie a mi piso.
Al día siguiente se plantó en mi casa con noséquéplato japonés para disculparse. Ya me había masturbado dos veces pensando en él, pero que supiera cocinar era todo un bonus.
No sé muy bien cómo, pero esa noche me puso en órbita. Pero bien puesta.
Advertencia: Una comedia romántica y erótica entre un mujeriego sinvergüenza y su vecina. Contiene lenguaje adulto. Dirigida a una audiencia madura.
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Acababa de mudarme a una urbanización tranquila, familiar y silenciosa. O eso creía, ya que el casero se olvidó de comentarme un pequeño detalle; Mi vecino es un cretino que se pasa por la piedra a una tía distinta cada noche. Noche sí, y noche también. O casi.
Los tres primeros días me hizo gracia que se escuchasen gemidos como si estuviesen rodando una película porno, y que la mesa vibrase como si la NASA estuviese poniendo un puto satélite en órbita al otro lado de la pared.
Ahora ya es tan gracioso, así que me planté en su puerta en pleno polvo a las 3 de la mañana, que una tiene que dormir. Me abrió a torso desnudo, enseñando unos abdominales para rallar queso y sudando, con una toalla en los hombros.
Se quedó pálido como la cera y se disculpó; pensaba que aún no se había mudado nadie a mi piso.
Al día siguiente se plantó en mi casa con noséquéplato japonés para disculparse. Ya me había masturbado dos veces pensando en él, pero que supiera cocinar era todo un bonus.
No sé muy bien cómo, pero esa noche me puso en órbita. Pero bien puesta.
Advertencia: Una comedia romántica y erótica entre un mujeriego sinvergüenza y su vecina. Contiene lenguaje adulto. Dirigida a una audiencia madura.