Pero no tuvo más remedio que aguantarse, porque Johnny Klem y los de la Policía Militar ya habían salido de allí. El joven estaba asombrado e inquieto a la vez. No esperaba de ningún modo que las cosas ocurrieran de aquella manera. Todo podía irse al diablo por aquella circunstancia fortuita, por aquello que no había llegado a imaginar. Sentado en la parte posterior de un jeep recorrió las calles silenciosas de Honolulú, hasta llegar a las cercanías del dique seco.
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Pero no tuvo más remedio que aguantarse, porque Johnny Klem y los de la Policía Militar ya habían salido de allí. El joven estaba asombrado e inquieto a la vez. No esperaba de ningún modo que las cosas ocurrieran de aquella manera. Todo podía irse al diablo por aquella circunstancia fortuita, por aquello que no había llegado a imaginar. Sentado en la parte posterior de un jeep recorrió las calles silenciosas de Honolulú, hasta llegar a las cercanías del dique seco.